Son muchos años ya. Yo vi en directo –en pleno verano, cuando el DEN era en verano, en un televisor portátil de esos que se sintonizaban con una rueda; lo recuerdo perfectamente– aquél «usted traiciona a los muertos» que le espetó Rajoy a Zapatero en 2005 y que resonó en el Hemiciclo del Congreso mucho más que muchas otras palabras de ese y otros debates.
Entonces me pareció fuerte. Y efectivamente lo fue; en 2006 Rajoy, probablemente temeroso de volver a perder los papeles, rebajó el tono. Y en 2007 empezó el largo ocaso del parlamentarismo español de esta década: la economía. El debate sobre el estado de la Nación –y todos los demás– se convirtió entonces en una insoportable catarata de datos y contra-datos macroeconómicos totalmente anodina. En 2008 hubo generales, en 2009 había caído Lehman Brothers, en 2010 Zapatero ya se ahogaba en su volantazo de mayo y en 2011 el debate se centró en el colapso del país y la perentoria necesidad de elecciones generales, que cristalizaría apenas un mes después con la claudicación del Presidente. Continuar leyendo »
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