155 razones

155 razones

«La Unión Europea no tiene una policía que tenga que ejecutar las decisiones judiciales. No es necesario. Cuando el Tribunal de Justicia dicta una sentencia, se aplica y punto». Estas palabras de Antonio Tajani el pasado viernes en Oviedo, donde mi tierra entregó orgullosa sus premios Princesa de Asturias, siguen resonando. Las pronunció en español, con mucha contundencia y sin el más mínimo atisbo de duda. El Teatro Campoamor, poco dado a ponerse de pie si no es para el rey Felipe, terminó ovacionando al Presidente del Parlamento Europeo, que representa a quinientos cincuenta millones de personas. Continúa leyendo «155 razones»

Crónica de nuestro fracaso, prólogo de nuestro éxito

Crónica de nuestro fracaso, prólogo de nuestro éxito

I

Esto no es una entrada, sino una mezcla de disculpa, de sentimientos, de esperanza y de ilusión. Y sólo cabe hoy. Es por eso que la publico, y pido perdón y paciencia. Es muy larga, pero no le sobran palabras, lo prometo. Hacen falta muchas.

He repetido muchas veces por qué el 1 de octubre no vale. Es una trampa, una descomunal en la escala de trampas que empieza en coger más billetes de los que te tocan en el Monopoly o sumar mal a propósito jugando a la escoba, pero una trampa al fin y al cabo. Una trampa que se ha hecho a través de trampas y que se pretende culminar con la mayor de las trampas: la de sustituir la voluntad democrática de la mayoría de ciudadanos por la voluntad de una minoría con poder para imponer sus deseos.

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Lo siento, señor Puigdemont. La democracia no va a hincar la rodilla, le guste o no

Lo siento, señor Puigdemont. La democracia no va a hincar la rodilla, le guste o no

Respuesta al artículo de Carles Puigdemont en The Washington Post, titulado Sorry, Spain. Catalonia is voting on independence whether you like it or not. Este artículo está escrito en inglés en su versión original. Gracias a Christian Caryl, director de opinión de The Washington Post, por su felicitación y su interés.

La democracia es el gobierno de los que son más con el debido respeto a los que son menos. Ambas caras de la moneda son indispensables y ninguna puede romper la otra. El gobierno de los más, llamado mayoría, está garantizado por las reglas del juego: el conjunto de acuerdos que la comunidad política, en su momento fundacional, ha acordado. Y el debido respeto a los menos, llamado derechos, está también garantizado en ese conjunto de reglas, porque si la mayoría hiciera siempre lo correcto, y su voluntad fuera siempre soberana, no haría falta tener ninguna otra regla. Continúa leyendo «Lo siento, señor Puigdemont. La democracia no va a hincar la rodilla, le guste o no»