Podemos, primer acto: cuarenta días de desengaño

Levantar expectativas es tremendamente peligroso cuando no se saben gestionar. Grandes mensajes, aventuradas propuestas y, especialmente, la creación de ilusiones alrededor de un proyecto político pueden costar demasiado caro si se fracasa en su gestión. Es muy difícil controlar emociones y por eso emplearlas es una apuesta arriesgada. Por eso existen técnicas discursivas y de comunicación para, precisamente, rebajar expectativas y tratar de controlar determinados torrentes de entusiasmo. Por ejemplo, la última vez que se le fue de las manos al señor Presidente, directamente se acercó al corrillo de periodistas más cercano a soltar, literalmente, “rebajen sus expectativas”. Un poco burdo, pero esa es la idea. Lástima que sólo se haya leído el título del epígrafe del manual, y no haya entrado a ver las técnicas. Supongo que, comparado con el Marca, era demasiado denso.

El Gobierno municipal de Manuela Carmena, que esta semana cumplía 40 días, ha caído exactamente en esta trampa tan peligrosa, de la que mucho hemos aprendido en Asturias. La exitosa candidatura de Podemos en la capital lo tenía todo para empezar a causar sensación cumpliendo lo prometido: la Alcaldía, un PSOE completamente dispuesto a aplaudir las iniciativas municipales, una líder de la Oposición que ha perdido el norte ­–“la loca de la bandera”, llamó el martes Carmona a Aguirre– y una oportunidad mediática única, como es el contar con lleno absoluto en las ruedas de prensa municipales.

La magia que envolvía las conciliadoras –y gratamente sorprendentes­– palabras de Carmena en el Pleno que la eligió se rompió sólo 20 horas después de su toma de posesión. El ‘caso Zapata’ arruinó la formación del equipo de gobierno sin dar tiempo siquiera a que los concejales prometieran el cargo.  Parece mentira que personas con tanta trayectoria en redes sociales no se molestaran en hacer un simple barrido al conocer que se iban a integrar en una lista electoral. Y, con todo, la gestión comunicativa del ‘escándalo’ fue catastrófica: ahora lo respaldo, ahora me reúno, ahora me lo pienso. La hipocresía de todo un país al condenar al concejal por bromear cuando todos –y digo todos– decimos barbaridades en la barra de un bar como si no lleváramos media docena de aparatos en los bolsillos capaces de grabarlas no quita para que un representante electo deba tener una conducta ejemplar y, por tanto, prescinda de ese tipo de salidas de tono, además por escrito.

El problema de la Alcaldesa de Madrid es que no capitanea un equipo, sino un grupo de personas que, por lo que parece, no se han juntado para gestionar una ciudad, sino para obtener una parcela de poder. Por eso Guillermo Zapata no iba a presentar su dimisión por mucho que la Alcaldesa se lo exigiera, porque cree que no le debe nada y que no responde ante ella en virtud de la sagrada voluntad popular que le ha elegido, como si no hubiera ido en una lista integrada por más personas; y por eso lo único que pudo hacer Carmena fue quitarle las competencias que le había dado y concederle un distrito que, de todas maneras, iba a tener que gestionar alguien.

Creerían que el comienzo había sido lo peor, pero se equivocaban. Lo que es sorprendente es la torpeza de la prensa; quizás García-Abadillo no sabía que Rita Maestre, segunda dama de Podemos, había estado en el asalto a la capilla de la Complutense cuatro años antes, pero yo sí lo sabía. A lo mejor en lugar de dedicar la campaña a inventar declaraciones de la cabeza de la lista o buscar sus lazos con ETA, Venezuela y ese tipo de historias que son tan rocambolescas que nadie se cree, habría que haber hecho un simple ‘googleo’ para encontrar antecedentes nada recomendables para una candidata a concejal. Si yo fuera madrileño, no me gustaría enterarme una semana después de las elecciones de que la Portavoz del Ayuntamiento recién elegida está procesada por delitos contra la libertad religiosa. Por supuesto, tampoco ella podría dimitir. Porque entonces ¿quién controlaría a la impredecible ex magistrada desde el Consejo Político de Podemos? Por supuesto, esto son meras suposiciones mías. Como todos sabemos, Ahora Madrid nada tiene que ver con el partido de Pablo Iglesias.

Errores de principiantes, dirán algunos. Seguramente. Eso sólo demuestra que no cualquiera puede presentarse a unas elecciones, obtener el Gobierno y gestionarlo con éxito. Quien nos dice lo contrario nos está mintiendo a sabiendas. Principios políticamente elementales como la responsabilidad solidaria o la lealtad institucional no se pueden dejar de aplicar sin más.

No obstante, no es un error de principiante nombrar jefe de gabinete al marido de tu sobrina. Eso es simple nepotismo, lo inventaron los griegos hace dos mil quinientos años y es lo que ahora se denomina “casta inaccesible y corrupta” –no darán crédito, pero la cita es mía­, de 2011–.

Tampoco es un error de principiantes desvincularse del programa electoral a base de eufemismo recargado –“conjunto de ideas y propuestas que no vinculan políticamente”–, más bien al contrario si tenemos en cuenta que el señor Presidente, en una variante de esa técnica, lleva cuatro años diciendo que el programa se supedita a las circunstancias y/o la medida en que apetezca hacer las cosas en cada momento.

Finalmente, por supuesto, la travesía del desierto culmina en la web “Versión Original”, que a imagen y semejanza del Ministerio de la Verdad que creó Orwell en su magistral novela 1984 traslada directamente a los ciudadanos la verdad oficial, prescindiendo de los incómodos medios de comunicación. Por supuesto, de acuerdo con la Oficina Municipal de la Verdad, el fin del portal es matizar informaciones –curiosa forma de matizar; la idea original incluía el nombre del periodista que publicaba la información ‘matizable’– que por circunstancias de la vida los profesionales, que son muy torpes, no saben captar. Más bien parece una forma rápida y barata, por un lado, de señalar a los periodistas críticos con la gestión municipal –imaginen: ranking de los más rectificados­– y, por otro, de emitir desmentidos como rosquillas.

De nuevo, esto sería innecesario si lo que lidera Manuela Carmena fuera un equipo y no un grupo de egos demasiado grandes para agacharse bajo su sombra. En un equipo de gobierno las medidas se consensuan y existe una jerarquía, porque hablamos de un Ayuntamiento y no del Consejo Federal suizo. Y si un Concejal propone una tasa turística, y la Alcaldesa decide que no hay tasa turística, el concejal no puede repetir que se lo está pensado. Es políticamente absurdo. Al margen, completamente al margen, de la idoneidad de la propuesta.

Lo que hemos visto estos cuarenta días en Madrid no es nueva política ni regeneración democrática; ha sido, sin más, una decepcionante chapuza. Ni siquiera se ha podido desarrollar un debate serio de propuestas porque todo se ha visto salpicado por polémicas completamente evitables e inútiles. Podría ser peor, claro: al menos, y por suerte, no ha copiado el estilo cutre de Ada Colau en Barcelona, donde el Salón de Plenos se ha convertido en un vodevil con concejales lanzando billetes de 500 a otros concejales, soltando exabruptos, sin busto o retrato del Rey como si se hubiera proclamado la República de Companys bajo el cuadro de la Reina Regente y Alfonso XII –paradojas de la vida–.

Todos los síntomas de una muerte por éxito los padece Manuela Carmena, atrapada ya en un bucle del que es muy difícil salir. Incapaz de sacar adelante las propuestas por las que los madrileños la votaron debido al circo mediático en el que ha conseguido convertir el Ayuntamiento en tiempo récord, y cometiendo errores con tan poco margen de perdón como el nombramiento de su sobrino político, la Alcaldesa de Madrid ha agotado el período de gracia de 100 días incluso antes de llegar a la mitad, porque un pueblo emocionado es mucho más impaciente  que uno simplemente convencido.

Ahora veremos si tiene margen de maniobra para enmendar el rumbo antes de la fecha definitiva: las elecciones generales, las últimas urnas que se abrirán en España hasta dentro de tres largos años. En ellas, ese partido al que no pertenece se lo juega todo.

Gracias por seguir ahí.

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