Os mataréis en la caída (y III)

Por último, fue C.J. Cregg la que pronunció las cinco palabras en el crítico final de la segunda temporada de El Ala Oeste, cuando el equipo presidencial encarga una encuesta para prever la reacción de la calle ante una polémica que se disponen a hacer pública. La portavoz le dice al asesor del Presidente que poco importa lo que piense la gente ante el escándalo, que lo de menos es guardar las formas, porque las dimensiones políticas son demasiado grandes. Y lo dice, además, en tercera persona, y no en primera.

La escena bien podría haberse dado en la sede de la Presidencia del Gobierno del Principado de Asturias al medio día del 30 de enero de 2012, poco antes de que el Presidente Álvarez-Cascos anunciara en rueda de prensa que disolvía la Junta General ante la imposibilidad de aprobar un presupuesto, vista la pinza parlamentaria que PP y PSOE decidieron poner en marcha. De hecho, es seguro que se dio: muchos fuimos los que advertimos de que en ese último disparo, el cargador de Foro ya estaba vacío.

El domingo los asturianos relegaron a Foro a una posición de pre-desaparición en la Junta General y lo liquidaron en los Ayuntamientos de Oviedo y Avilés, segunda y tercera ciudad del Principado: tres escaños del parlamento y ni un solo concejal en esos consistorios. Sólo Carmen Moriyón supo defender Gijón y ganó las elecciones tanto en votos como en concejales al Partido Socialista, por primera vez en democracia.

En una región de 900.000 personas con derecho a voto, de las que votaron 549.000 (50.000 menos que en 2011), Foro se dejó el domingo nada menos que 80.000 votos y nueve escaños de los obtenidos en 2012 (del 24,8 al 8,24%). Mientras el PP crece testimonialmente (7.000 votos) y el PSOE pierde 20.000 sufragios (32 al 26%), Podemos irrumpe en la Junta con 9 diputados avalado por 100.000 papeletas (19%) y Ciudadanos logra tres parlamentarios y 38.000 papeletas (7%). IU calca sus resultados y UPyD desaparece.

Si echamos cuentas, hay una bolsa de 112.000 votos que han dejado libres Foro, PSOE y UPyD mientras que Podemos y Ciudadanos suman 138.000 papeletas salidas ‘de la nada’. Habiendo bajado la participación respecto de 2012, hay dos posibilidades: o los votantes de Foro se han pasado a Podemos, o se han quedado en casa y han dejado que los nuevos votantes y antiguos abstencionistas hicieran el resto.

En todo caso, lo que es evidente es el fracaso rotundo de la candidatura liderada por Cristina Coto y de la campaña dirigida por Cascos. La asunción de inmediatas responsabilidades por la debacle autonómica y municipal, que sólo podían pasar por la dimisión inmediata, brilla una vez más por su ausencia.

Asturias ha girado de forma mayoritaria a la izquierda otorgando cotas de poder históricas: en Mieres Izquierda Unida, un partido en descomposición, obtiene la mayoría absoluta. En Oviedo, que jamás había estado en manos de la izquierda, ésta tiene 14 concejales (Podemos, PSOE e IU) por 13 (PP y C’s). En Langreo, sólo cuatro de los 21 concejales pertenecen al centro o la derecha.

Nada más lógico, por supuesto. Después de cuatro años y medio de luchas intestinas de la derecha que les costaron a los asturianos unos Presupuestos y unas elecciones en las que dieron la espalda a las urnas (sólo un 51% votó en 2012), y con una campaña en la que no sólo no ha habido el menor intento de acercamiento sino que han vuelto a chocar los egos, qué esperar.

Asturias puede darse por perdida mientras no exista un liderazgo claro y un proyecto de futuro más allá de ambición de poder y revanchismo político. El nauseabundo PP de Mercedes Fernández, podrido de corrupción y mediocridad hasta la médula, sobrevive gracias al pinchazo de la burbuja de Foro. El abandono repentino e injustificado de Cascos en marzo para imponer una candidata sin historia y sin carisma, en lugar de para facilitar un acercamiento al PP que hubiera evitado una nueva guerra de votos, es un fracaso más de la cadena de errores iniciada en 2012. Quizás sea el momento de que el partido en Gijón tome el control que le corresponde como fuerza más potente. Moriyón es la única figura del partido –con permiso de las otras dos grandes alcaldesas, Domínguez de Posada y Fernández Román, y sus mayorías absolutas de Peñamellera y Ribadesella– avalada por las urnas y con capacidad para evitar la descomposición de Foro Asturias.

La región, mientras la derecha se lame las heridas, seguirá gobernada por esa la sombra gris a la que llaman Javier Fernández, el Presidente menos carismático de todas las Comunidades Autónomas, incluyendo auténticos semovientes como Diego o Sanz, que no han puesto un pie en un periódico nacional en su vida. Parece fácil el acuerdo con la Izquierda Unida de Gaspar Llamazares, otrora candidato a la Presidencia del Gobierno –qué tiempos para IU– y el puntual apoyo de Podemos para dar continuidad al mandato socialista.

Lo que importa, en fin, es que Asturias ha dado una lección a PP y Foro y ha dejado claro que nunca volverán a gobernar sin superar el pasado. La pregunta puede ser ya, por tanto, no si hay alguien dispuesto a saltar, sino si alguno de los que han llegado abajo ha sobrevivido a la caída.

Por lo visto, y ante el reguero de cadáveres, en Génova 13 sólo parece haber sobrevivido el Presidente. O a lo mejor es que no se ha dado cuenta de que el 24M ha sido su fin como el 22M lo fue de Zapatero y de que yo, cuando todo parecía perdido, podré ganar mi apuesta más vieja de la Legislatura: que Rajoy no la terminaría en la Presidencia del Gobierno.

Gracias por seguir ahí.

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