Empieza la carrera hacia las urnas

Tres años han tenido que pasar para que un profesor nos pida a los estudiantes de Derecho y Políticas que sigamos y analicemos un debate parlamentario. Al menos ha sido uno de los más aceptables de los últimos años: el Estado de la Nación.

Es el segundo debate de Rajoy como Presidente y su octavo como líder del PP; también el segundo para Rubalcaba, y en total el vigésimo cuarto de la democracia. Como sabemos, se celebra en los años en los que no hay un debate de investidura; con la única excepción de 2012 (Rajoy arguyó que había sido investido en diciembre de 2011).

Obviando la intervención inicial del Presidente del Gobierno –unánimemente calificada como triunfalista, excesivamente optimista y oros calificativos por el estilo– es de destacar que el Congreso de los Diputados empieza a recuperar el pulso político después de que desde mayo de 2010 la inmensa mayoría de sus debates se  hayan visto copados por la economía y las cuestiones presupuestarias. Esto ya empezó a verse en el DEN 2013, cuando Gobierno y Oposición se permitieron lanzarse dardos a cuenta de la corrupción. El caso Bárcenas acababa  de estallar para desgracia del  gabinete del Presidente.

El tema estrella de este curso era el desafío soberanista emprendido por la Generalitat de Cataluña. Curiosamente, en el duro intercambio con el líder de la Oposición este asunto ocupó un lugar secundario. Pero de forma distinta para cada uno de los protagonistas. Rajoy lo incluyó en su discurso inicial (no podía ser de otra manera en realidad), pero Rubalcaba dejó la palabra Cataluña para el minuto 32 de su intervención. Y el Presidente ni siquiera lo mencionó en la contrarréplica. Rajoy se lo reservó para CiU y ERC.

Lo contrario ocurre con la corrupción. Mientras el secretario general del PSOE cargaba contra el PP por Bárcenas, el jefe del Ejecutivo no hizo mención alguna a la corrupción –mucho menos al escándalo– fuera de su tasada intervención inicial. Reproduce así la política del Gobierno de los últimos meses, durmiendo el caso y con con éxito. Otros temas como la inmigración fueron utilizados por Rubalcaba de forma demagógica: obviando que él fue Ministro del Interior y también tuvo sus muertos en una frontera, por ejemplo, u olvidando que fue él quien puso las famosas e inhumanas concertinas de las vallas. También cargó contra la “cacicada” de De Cospedal en la reforma estatutaria de Castilla-La Mancha, que no por serlo deja de ser algo muy parecido a lo que hizo el PSOE con el CGPJ, por ejemplo, en el esplendor del felipismo. El “y tú más” se ha extendido de la corrupción a todos ls frentes políticos. Incluso se pelearon por ver quién miente más.

Mención aparte merece el intercambio final entre Rajoy y Rubalcaba. Tiene dos episodios. En el primero se discutió una cuestión que incluso ha trastocado la costumbre de intervenciones del propio DEN. El socialista reprochó al Presidente que un “joven” que se va 90 días al extranjero pierde la tarjeta sanitaria si no encuentra trabajo. Rajoy acusó después a Rubalcaba de mentir ya que “es falso que un estudiante (sic.) pierda la tarjeta sanitaria si se va fuera”. Efectivamente lo es. Pero Pérez Rubalcaba, en un gesto sin precedentes en un DEN, pidió al presidente Posada un turno de palabra de un minuto por alusiones (algo obvio, era una réplica) y éste se la concedió. Y fue en ese escaso minuto y medio donde Rubalcaba ganó el debate: “ya sabemos que los estudiantes tienen seguro escolar. Yo dije joven; no tergiverse mis palabras”. Rajoy utilizó diez segundos para replicarle que “yo no miento por usted porque no me considero a su nivel”. Para cada uno queda valorar la madurez y la altura política de semejante declaración. Al Presidente del Gobierno de España sólo le faltó un “chincha rabincha” o “el que lo dice lo es con el culo al revés”.

El segundo episodio de la traca final entre los dos líderes de la Cámara vino también de la mano del líder de la Oposición. Rajoy comenzó su discurso inicial con titulares de prensa de hace dos años para escenificar lo mal que estaba el país –en un recurso a la hemeroteca que utiliza en exceso en los últimos tiempos: DEN 2013, comparecencia por el caso Bárcenas y el famoso fin de la cita, etc.– y Rubalcaba decidió darle a probar la misma medicina, sacando a relucir un nada favorecedor artículo en El Faro de Vigo de 1983 firmado por un Mariano Rajoy con 27 años, ya diputado de Alianza Popular en Galicia. El Presidente del Gobierno se permitió la soberbia (y no fue la única del debate) de pasar por encima la cuestión. Muchos Diputados del PP asistieron incrédulos a la lectura del texto por Rubalcaba desde la tribuna –el socialista no pudo reprimir un “fin de la cita”– temiéndose lo peor.

La conclusión más que obvia del intercambio de ayer es que el líder del PSOE, diagnosticado tantas veces cadáver, regresó a su escaño tras haber presentado ante el país su indiscutible candidatura a las primarias y a la Presidencia del Gobierno. En noviembre (con unas europeas de por medio en las que Rubalcaba ha apostado todo con Valenciano de candidata) veremos el resultado.

Del debate con el resto de grupos –una vez más Duran i Lleida (CiU) fue el más sobrio y bien pertrechado de argumentos, mientras Cayo Lara (IU) el más encendido en su contrarréplica– cabe mencionar la repetitiva actitud soberbia del Presidente Rajoy, especialmente aguda con Diputados a los que se conoce que tiene especial aversión: Coscubiela (ICV) y Díez (UPyD).

Al menos a esta última tuvo la deferencia Rajoy de dirigirse pronunciando bien su apellido. Es algo –«señora Díaz»– que, puerilmente, hace mal a propósito (normalmente lo reflexiona unos pocos segundos) en cada sesión de control al Gobierno.

Dos años después sigo sin saber si hemos cambiado de Presidente para bien o para mal, porque no sé si prefiero a un torpe bonachón o a un prepotente soberbio.

Gracias por seguir ahí.

4 comentarios en “Empieza la carrera hacia las urnas

  1. Me parece arriesgado considerar a Zapatero un «torpe bonachón»… Por otra parte, es lógico que en 3 años no os hayan pedido analizar un debate: estás estudiando ciencias políticas, y lo que hay hoy en día puede ser muchas cosas, pero no política. 😉

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  2. Me encanta como sintetizas las cosas y lo fácil que nos pones entender la política.
    Por culpa de mi incultura en el tema, no podría aportar ninguna critica constructiva.
    sólo puedo decir que dá gusto ver gente de tu edad intentando tomar el relevo de algo tan degradado hoy en día.
    Animo y sigue asi!!!

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